Financiadores: Dejemos de fijarnos en nuestros problemas y empecemos a apoyar nuestros valores

Escrito por Dimple Abichandani, publicado originalmente en Inside Philanthropy.

1486145632119Mientras pienso hacia dónde vamos, no puedo dejar de pensar en las elecciones.

Las elecciones de 2010.

En 2010, había dos docenas de estados con medidas electorales y/o leyes pendientes contra la sharia. De hecho, la sharia no supone ninguna amenaza real para las comunidades, pero estas medidas electorales presentadas por los conservadores pusieron a prueba si la islamofobia movilizaba a los votantes. El día de las elecciones de 2010, los votantes de Oklahoma votaron abrumadoramente a favor de enmendar la Constitución del estado para prohibir el uso de la sharia en los tribunales estatales. La votación de Oklahoma confirmó la potencia de la islamofobia y el grado en que la "otredad" y el miedo movilizaron a los votantes.

En aquel momento, dirigía la Security & Rights Collaborative, una colaboración de donantes del Proteus Fund que luchaba contra la islamofobia. En mis círculos de filantropía progresista, había colegas preocupados por la preocupante tendencia, pero en 2010 sólo un puñado de fundaciones apoyaban iniciativas contra el odio. Y la mayoría de las veces, cuando me ponía en contacto con los financiadores para pedirles su apoyo, me respondían lamentando que "este no es un tema de nuestra fundación".

El 7 de diciembre de 2015, el candidato Donald Trump anunció una propuesta de prohibición de la entrada de musulmanes en Estados Unidos. Donde la filantropía ignoró las primeras advertencias, él claramente había prestado atención. Y como todos sabemos, la semana pasada, el presidente Trump cumplió sus promesas al aprobar una orden ejecutiva que prohíbe temporalmente la entrada en Estados Unidos de personas procedentes de siete países de mayoría musulmana.

Hoy, todos podemos ver cómo el odio y la "otredad" ayudaron a elegir a una de las administraciones más peligrosas y xenófobas de la historia de Estados Unidos. Décadas de avances logrados con gran esfuerzo en muchas cuestiones, desde la justicia racial y de género hasta los derechos reproductivos, la justicia económica y la justicia medioambiental, pueden verse truncados.

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