Esta es la historia hasta ahora. Tenemos a los principales representantes legales de las economías octava y decimosexta más grandes del planeta (California y Nueva York) investigando a la mayor empresa de combustibles fósiles del planeta (ExxonMobil), mientras que los dos candidatos presidenciales demócratas exigen que el Departamento de Justicia federal se una a la investigación de lo que puede resultar ser uno de los mayores escándalos corporativos de la historia de Estados Unidos. Y eso es sólo el principio. Por muy mala que haya sido Exxon en el pasado, lo que está haciendo ahora -de forma totalmente legal- está contribuyendo a llevar al planeta al borde del abismo y a la mayor crisis de toda la historia de la humanidad.
En otoño, es posible que hayas oído algo sobre cómo Exxon había ocultado lo que sabía desde el principio sobre el cambio climático. Tal vez incluso pensaste: eso no me sorprende. Pero debería haberlo hecho. Incluso para alguien que se ha pasado la vida metido en el pozo sin fondo de la codicia que es el calentamiento global, la noticia y su significado fueron un shock: podríamos habernos evitado, resulta, el último cuarto de siglo de debate inútil sobre el clima.
Para empezar, las investigaciones de la revista ganadora del premio Pulitzer Inside Climate Newsy la Escuela de Periodismo de Columbia revelaron con extraordinario detalle que los altos cargos de Exxon ya sabían todo lo que había que saber sobre el cambio climático en los años ochenta. Incluso antes. Esto es lo que el científico James Black dijo al comité de dirección de Exxon en 1977: "En primer lugar, hay un acuerdo científico general en que la forma más probable en que la humanidad está influyendo en el clima global es a través de la liberación de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles". Para determinar si esto era así, la empresa equipó un petrolero con sensores de dióxido de carbono para medir las concentraciones del gas sobre el océano, y luego financió elaborados modelos informáticos para ayudar a predecir lo que harían las temperaturas en el futuro.