Publicado en The Guardian
Por Courtney Martin - Autora y periodista
Algunos de los mejores trabajos se realizan desde la base, pero la dinámica de poder de la filantropía hace que a menudo se ignoren estos conocimientos.
Pasé la mañana del sábado en la biblioteca pública con mi hija de dos años y medio. Se sentó en el centro de un grupo multirracial y multilingüe de niños pequeños, extendió los brazos al máximo y gritó: "¡Se ha convertido en una preciosa mariposa!" al final del clásico La oruga muy hambrienta. Los padres y abuelos soltaron risitas ante la exuberancia colectiva de los pequeños. Los cerebros increíblemente esponjosos de los niños absorbían el mar de palabras que les rodeaba.
Puede parecer una escena mundana, pero es un sorprendente triunfo de la equidad filantrópica, uno de los pocos que existen a escala significativa y funcional en nuestro país, cada vez más desigual. En un momento en que la primera infancia ha explotado como una lucrativa oportunidad de mercado, en las bibliotecas públicas del país no se intercambia dinero.