Una mirada crítica al significado de “solidaridad”, desde Bolivia

“No buscamos solidaridad internacional en abstracto e impersonal, sino que construimos solidaridad de los pueblos a nivel global”

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TerraJusta salió a la luz como una nueva organización en abril de 2020. El pequeño equipo – ubicado en Bolivia, Irlanda y Reino Unido, trabajó en temas relacionados a la crisis climática durante muchos años como parte del Centro para la Democracia. Un objetivo clave en la creación de TerraJusta fue construir más posibilidades para realizar campañas de solidaridad a largo plazo, en diálogo con comunidades afectadas por el extractivismo y por la degradación social y ambiental relacionada con la extracción de materias primas en el Sur global, que genera ganancias e impulsa el crecimiento económico. y consumo principalmente en el Norte global.

Durante varios años, los miembros del equipo han mantenido un diálogo constante sobre colonialidad, privilegios, el poder y los límites y posibilidades de actuar en solidaridad, incluyendo la posición desde la que busca hacerlo como una organización sin fines de lucro, con miembros del equipo que realizan trabajo financiado.

En 2019, Leny Olivera Rojas, ahora Directora de TerraJusta, viajó a El Salvador para un encuentro de comunidades afectadas por la minería. Allí se reunió y entrevistó a Vidalina Morales, quien estuvo muy involucrada en una lucha de veinte años para prohibir la minería metálica en El Salvador. En febrero de 2021, Leny grabó una conversación con los colegas bolivianos Aldo Orellana López y Elizabeth López Canelas para discutir perspectivas sobre el trabajo solidario y las consideraciones a tener en cuenta al ofrecer apoyo en un campo desigual de poder y privilegio. Compartimos algunos pensamientos de ambas conversaciones aquí.

¿Qué es la solidaridad?

La historia de El Salvador – Vidalina: “En el 2008 la empresa [Pacific Rim] demandó a El Salvador por 300 millones de dólares, porque las comunidades habíamos tomado ya una posición muy clara de resistir la implementación de la minería. Para entonces surgen los aliados internacionales, y, a partir del 2009, hicimos una serie de movilización ante el Banco Mundial, ante Pacific Rim, ante las oficinas de la Oceana Gold [Siguiente propietaria de la mina] allá en Australia. Esto generó un acercamiento y una estrechez de relacionamiento que nos permitió visibilizar y mantener nuestra lucha también a nivel internacional. Y así fue como logramos que las empresas mineras se retiraran del país y se firmará una ley que prohíbe la minería.” (Para más información sobre el caso de El Salvador, vea aquí)

Aldo: He experimentado tres tipos de solidaridad. Un ejemplo del primero fue a partir de la Guerra del Agua en Cochabamba, mediante acciones directas tomadas en San Francisco contra la empresa, contra el Banco Mundial, en los centros de poder. Pero este tipo de acciones no implica necesariamente un compromiso a largo plazo de los grupos del Norte global con las luchas del Sur. El segundo, vino después en las redes internacionales a las que nos sumamos, que es precisamente un intento de establecer compromisos un poco más a largo plazo, no sólo limitado a acciones directas concretas, sino mediante procesos de reflexión en busca de transformaciones estructurales. Y el tercer nivel de solidaridad, del que ahora formamos parte y que es nuevo para nosotros, es el intento de organizarnos de Sur a Sur. Por ejemplo, entre comunidades afectadas por las operaciones de Anglo American [empresas mineras] en América Latina.

Elizabeth: Cuando se habla de “solidaridad internacional” siempre se trata de acciones que están (o pueden ser) emprendidas desde los países ricos, en relación a las necesidades de los países pobres. Necesitamos alejarlo de lo institucional, y también cuestionar un poco el tema de por qué todo sucede por la vía institucional. El compromiso con las soluciones va más allá de la “solidaridad”. Se trata de trabajar realmente por los derechos que son constantemente usurpados y violados por quienes manejan la economía global. Desde el Sur global se ha intentado hablar de “solidaridad de los pueblos”. Estoy convencida de que la organización de los pueblos, los colectivos, es mucho más efectiva que la institucional. ¿Cómo poner en marcha mecanismos de solidaridad y acción que provengan de la gente misma? También es importante que la “solidaridad” no puede seguir vinculada únicamente a acciones concretas sobre cuestiones específicas. Debe ser un proceso de reflexión permanente entre la gente, que pueda sostener el espacio de solidaridad en el tiempo.

¿Hemos entendido el contexto?

La historia de El Salvador – Vidalina: “Han habido casos acá en Centroamerica y Latinoamerica, en las que hay compañeros que están siendo judicializados, criminalizados. Osea tienen niveles de persecución muy fuertes y lo que se espera de la solidaridad internacional, y que de hecho han habido algunos casos, es que, si esta persona que se siente amenazada ve como una mejor opción salir del país por un tiempo, digamos a pasar esos momentos más críticos, que hayan personas allá de la solidaridad que puedan acogerles y acompañarles en estos procesos. Los defensores y las defensoras nos necesitamos vivas. Vivas nos queremos.”

Elizabeth: Luchar contra el extractivismo es tomar conciencia de las estructuras de poder colonial. No en el sentido de culpa o castigo, sino de reparación de derechos. La solidaridad que no cuestiona los sistemas de poder hegemónicos y la vulneración de derechos, no son más que buenas acciones. Enfrentar el extractivismo es hacer una apuesta política concreta, y debemos aprender a politizar lo cotidiano de esta manera.

Leny: Existe el riesgo de que terminemos tomando acciones sin cuestionar los problemas subyacentes del capitalismo y el colonialismo. Al final, la solidaridad tiene que ver, en realidad, con abordar la deuda histórica, por lo que es un proceso de reparación de daños. Es importante que conozcamos la trayectoria social, histórica y política de los contextos en los que podemos intervenir de alguna manera, y con base en ello podamos identificar las necesidades, las demandas que coinciden con nuestra propia posición política – y buscar fondos para acompañar esos procesos.

Elizabeth: La solidaridad no es un acto de beneficencia. Es un acto muy político, de cuestionar una situación de inequidad. Y reflexionando sobre nuestro propio privilegio para que podamos tomar acciones más concretas, reconociendo que esto no es por vergüenza, sino porque son procesos que se han configurado históricamente. De ahí surge la posibilidad de hacer un cambio. El discurso y las acciones en torno al cambio climático no han logrado ser realmente apropiados para la gente. Todos estos eventos oficiales discuten temas que deben ser abordados por “expertos”, donde los del Sur, normalmente líderes indígenas, se convierten en un símbolo de “esperanza folclórica”. Se debe cambiar el discurso y establecer un vínculo serio con las matrices extractivas. Las políticas hegemónicas de desarrollo son las que sustentan estos niveles de violencia en el Sur global con las empresas extractivas. En este sentido, el tema del agua debe ser prioritario, vinculado a la interdependencia de los ecosistemas. Este, por ejemplo, es un aspecto fuerte desde donde se puede emprender solidaridad proveniente de los pueblos.

¿Quién tiene el poder y quién se beneficia?

Mural in San Isidro Cabañas in memory of environmental defender Marcelo Rivera. (Source: Mining Watch)

La historia de El Salvador – Vidalina: “Es clave que las organizaciones internacionales solidarias respondan a las demandas concretas de las víctimas. Entonces dijimos nos marcamos desde los orígenes de la lucha, queremos la prohibición de la minería, vamos a luchar por una ley y todas nuestras acciones iban encaminadas en alcanzar esa ley. En algún momento hubo una intromisión … no sé cómo llamarle… de parte de una agencia de cooperación, en el que decía “bueno ustedes mejor por qué no se flexibilizan para que aquí sea otra cosa, algo que sea alcanzable. Pueden abrirse a una posibilidad de una moratoria, de algo más fácil de alcanzar.”. Porque claro, quizás tenían razón porque se veía tan difícil alcanzar la prohibición de la ley. Sin embargo dijimos, “la agenda la proponemos nosotros como movimiento. Si ustedes como agencia de cooperación quieren apoyarnos, ustedes se acoplan a lo que nosotros hemos decidido, y si no, simple y sencillamente nos dejan solos, porque tenemos mucha claridad de lo que queremos y hacia eso va a ser nuestra apuesta.”

Leny: Debido a las relaciones de poder (derivadas del colonialismo), a veces las organizaciones de base se ajustan a las agendas de los aliados del Norte global. Sin embargo, si la organización del Sur Global tiene claros los objetivos de su lucha (como fue el caso de la lucha contra la minería metálica en El Salvador) entonces esta tendencia puede contrarrestarse. La “solidaridad” internacional tiene sentido si respeta las metas, los objetivos de las luchas en los territorios, y en base a esto puede expandir los esfuerzos locales a nivel global. Si es al revés, creo que hay muchas limitaciones. Es muy importante que las ONG no sigan una agenda previa.

Elizabeth: Las campañas globales sólo son posibles en la medida en que articulan las necesidades inmediatas y concretas con las demandas más estructurales que se reflejan en estas necesidades concretas. Todas las acciones que desarrollamos se llevan a cabo en espacios altamente racializados, donde las estructuras de poder y dependencia son evidentes y generalmente legitiman la violencia. La solidaridad no siempre va a ser equitativa, creo que debe aspirar a la construcción de procesos colectivos honestos, donde quede claro cuál es el alcance de ambas partes, cuáles son las metas o aspiraciones, y hasta dónde podemos caminar juntos.

Leny: Tenemos que ver realmente quién se solidariza con quién y quién se beneficia de esto. Muchas ONGs e instituciones dan por sentado las formas en que nos relacionamos, cómo hacemos nuestro trabajo, hablando de solidaridad, sin hacernos conscientemente estas preguntas. En nombre de la solidaridad, algunos pueden terminar beneficiándose más que aquellos con los que supuestamente están expresando solidaridad … A veces es muy normalizado. Creemos que, por ejemplo, habiendo escrito un artículo o hecho un video estamos actuando en solidaridad con una lucha. Pero no se traduce necesariamente en apoyo concreto a la comunidad, sino que refuerza la trayectoria académica, periodística o política de ese individuo.

Aldo: Algo que siempre hemos criticado es tener la “opción”, ¿verdad? Poder elegir luchar en determinados momentos y en otros volver a nuestro día a día. Lo cual no se aplica sólo a las organizaciones en el Norte, sino que también incluye a las organizaciones aquí en el Sur pero con base en áreas urbanas – tenemos la opción de involucrarnos en ciertos procesos pero tú también tienes la opción de salir de ese mundo. Las organizaciones de base no tienen esa opción. Si como aliados debemos estar dispuestos a hacer un compromiso real que pueda marcar la diferencia.

Leny: Cuanto más queremos responder a las necesidades concretas de las comunidades, a veces es cuando más se topa con las limitaciones. Pero debe haber una apertura y no definir qué se puede financiar aplicando sólo ciertas categorías limitadas. Creo que también es importante que los donantes examinen hasta qué punto entienden los procesos de lucha en el Sur global, en los espacios donde quieren dar apoyo. Y si no conocen bien esos contextos, al menos tener la flexibilidad para enmarcar y orientar mejor sus contribuciones en cada situación.

¿Pensamientos finales?

Vidalina: “Fueron 12 años de lucha y 12 años en los que hubo violencia, criminalización y hubieron asesinatos. Y bueno, al final alcanzamos nuestro objetivo. Tenemos 2 años desde que se aprobó este marco jurídico. El movimiento no se ha roto, estamos ahí en pie de lucha. Las organizaciones seguimos siendo la base fundamental para enfrentar cualquier escenario que se nos avecine.* Y bueno, eso principalmente para las organizaciones internacionales que nos quieran acompañar o que nos acompañan…. que sea un acompañamiento real, que sea un acompañamiento que sea en base a las mismas demandas que las comunidades, que los movimientos, que las organizaciones lo permitan.”

Aldo: TerraJusta está tratando de construir desde abajo. Así que tenemos que reconocer dónde estamos, el papel que desempeñamos y, obviamente, nuestras limitaciones. Y también los errores que pueden ocurrir. Tenemos que estar muy atentos a la forma en que hacemos las cosas y escuchar. La claridad que tienen las organizaciones del Sur es fundamental. Estamos en determinadas redes del Norte, ¿qué podemos pedirles realmente? ¿Y cuál es el compromiso que podemos hacer en ambos lados para construir una lucha conjunta? Esa claridad es importante, y nosotros, como puente, podemos desempeñar un papel interesante allí.

Elizabeth: Siempre hay que poner a los actores de estos procesos en primera persona: el que habla, denuncia, llama, hace, informa … es el hermano indígena, el campesino, la comunidad afectada, el vecino impactado . No debemos interponernos en el camino de esas voces. Al final compartimos cosas con estos compañeros y compañeras, pero somos, como suele decir Leny, como bisagras. No apropiarse de las voces de los demás es clave. Y no romantizar estos procesos, ser lo más objetivo posible. No decir “ver a la gente aquí luchando por la naturaleza, que cree en la vida, etc.”, cuando sabemos que estas comunidades están en un estado de tensión permanente entre las presiones del desarrollo y la supervivencia.

Leny: Como TerraJusta, vemos cada vez más claramente la forma de identificar las prioridades de acuerdo con nuestra visión. No estamos arraigados en los territorios ni estamos basados en el Norte global. Pero al menos el trabajo que estamos haciendo responde de alguna manera a estas necesidades sobre el terreno. Ese es un objetivo importante, que estamos haciendo visible en pequeñas formas a través de este trabajo.

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* El 22 de marzo de 2021 El Salvador cumplió cuatro años desde que se aprobó la ley que prohíbe la minería metálica en el país. La Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica sigue exigiendo que se cumpla la ley y que se incorpore a la Constitución la prohibición de la minería. Vidalina habló en una conferencia de prensa en esa ocasión, día en que la Mesa también lanzó un libro sobre la lucha antiminera en El Salvador.

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